Durante casi 2000 años la Iglesia Católica ha prohibido la esterilización y cualquier método anticonceptivo. En el Nuevo Testamento, san Pablo y san Juan condenaron el uso de anticonceptivos. En sus listas de pecados contra la pureza, ellos incluyeron el término pharmakeia (de ahí nuestra palabra «farmacia»). Los traductores de la Biblia frecuentemente traducen esta palabra con las palabras «brujería» o «hechicería», pero en su contexto parece que la palabra indica la fabricación de bebidas para la prevención de la natalidad (Gal 5:19-26, Ap 9:21, Ap 21: 8) El uso de drogas de esterilización era algo común en estos tiempos antiguos. En Éfeso, en la época de Pablo, un doctor de nombre Sótanos (98-139 dC) describió 17 diferentes métodos médicos anticonceptivos; sin embargo, los cristianos nunca han aprobaron a los métodos anticonceptivos. Muchos de los Padres de la Iglesia, en la antigüedad, condenaron explícitamente estos métodos. Entre ellos se encuentran san Ambrosio, san Agustín, san Banabas, san Basilio, san Clemente de Alejandría, san Jerónimo, san Juan Crisóstomo, san Hipólito, Orígenes, Tertuliano, y los obispos del Primer concilio de Nicea. Por otro lado, los líderes protestantes Lutero y Calvino se declararon en contra de estos métodos. Ninguna iglesia protestante aceptó a los métodos anticonceptivos hasta el año 1930, cuando los anglicanos en su conferéncia de Lambeth comenzaron a permitir el uso de anticonceptivos, y solo en ciertos casos extraordinarios. Durante toda su historia, desde los tiempos de los apóstoles, la Iglesia católica ha mantenido su postura en contra de los métodos anticonceptivos.En comparación con la Iglesia antigua, la administración del presidente Obama es un fenómeno relativamente nuevo. Ha gobernado este país durante solamente tres años. ¡Y eso que los Estados Unidos de América se establecieron hace solamente 200 años, cuando la Iglesia católica fue establecida hace 2000 años! Es algo irónico que una administración tan nueva, en un país tan joven, esté ahora presumiendo decirle a la Iglesia lo que debe creer.
La administración Obama está diciendo al mundo que los métodos anticonceptivos son necesarios para el cuidado de la salud. También está proclamando que el uso de anticonceptivos está dentro de los derechos de la mujer y que esta opción no tiene nada que ver con la religión. Los que promuevan este mandato del HHS actúan como si el mundo entero pensara igual que ellos. Ellos se basan en encuestas, y en encuestas manejadas, y dicen que solo el Papa y unos pocos obispos no están de acuerdo. La administración Obama nos dice que la prohibición de los métodos anticonceptivos es algo que no tiene nada que haber con nuestra religión. Dicen que podemos tener «libertad de religión», pero que en esto no se debe incluir lo que creemos sobre la planificación familiar. Pero la ética de la procreación responsable siempre ha sido un parte integral de nuestra religión. La Iglesia católica tiene leyes al respecto que son muy más antiguas, aún más que las leyes de este país. Por ejemplo, en 1140 dC, había una colección de leyes eclesiales llamada «El Decreto de Graciano», donde se lee lo siguiente: «Si alguien queriendo satisfacer su sensualidad o por odio premeditado hubiera hecho algo a una persona (hombre o mujer), o hubiera dado algo a beber para que él o ella no pudiera generar o concebir o para que sea imposible que naciera un bebe, que sea considerado como un homicidio». Esta ley fue valida hasta 1917, cuando el Código de derecho canónico fue publicado. Es interesante notar como este texto antiguo describe muy bien las tres etapas del proceso de reproducción: concepción, gestación, y nacimiento. Es interesante también ver cómo este texto dice que el deseo de cometer un pecado anticonceptivo es algo muy parecido al deseo de cometer homicidio. La intención anticonceptiva es la misma, sea antes, durante o después de la concepción. Por eso esta intención es considerada como pecado mortal, de la misma manera que el homicidio es considerado como pecado mortal. Este texto antiguo es profético, de manera que anticipa lo que hoy sabemos sobre el funcionamiento de los métodos anticonceptivos modernos. Ya sabemos que muchos métodos anticonceptivos funcionan.