En estos días, con demasiada frecuencia, las mujeres entregan sus cuerpos como una forma de preguntar: “¿Me amarás?” Y lo que muchas mujeres descubren es que la respuesta a esta pregunta, una y otra vez, es “no.” Cuando buscamos el amor de esta manera, nos encontramos con que ya no estamos animando a los hombres a ser caballeros, sino más bien estamos bajando nuestros estándares con el fin de pagar un precio cada vez mas alto por sentirse “amada.” La lujuria comienza y termina con una emoción, por lo que no puede durar para siempre. Pero el amor, como el Señor lo revela, es paciente y bondadoso. El amor se da y el amor sabe esperar.
Mujeres, valoremos nuestra pureza. Que no nos sintamos apenadas ni avergonzadas al tomar el amar en serio. Es tan fácil olvidar lo sagradas y valiosas que somos cuando el mundo nos dice que no vale la pena esperar el verdadero amor, o que nosotras no somos lo suficientemente valiosas para que se nos espere. Pero Dios dice que tú fuiste hecha a su imagen y semejanza, que eres preciosa e irreemplazable.
Resérvate el derecho de llamar algo santo, para que todos los que te conozcan vean que el amor no es un sentimiento, sino una alianza; una promesa unida en Cristo. Sobre todo, no pierdas nunca de vista el hecho de que Dios te tiene al hombre perfecto para tu vida. Un hombre que con sus palabras y acciones diarias te contestará, “sí” a la pregunta: “¿Me amas?”
Si tú estás entre las pocas que optan por esperar, el mundo te considerará una “mojigata”, “ingenua” y ” tonta,” sobre todo porque has elegido un camino poco frecuentado. Los que te ridiculicen a menudo lo harán porque eres un doloroso recordatorio de algo que nunca podrán volver a tener. Ora por ellos. Ora para que Dios use tus pruebas y luchas como una oportunidad para dar testimonio del amor. Recuerda que nunca se es demasiado joven para tener tus prioridades alineadas con las de Dios.
En el día de tu boda, tú no tendrás que preguntarte si tu esposo te ama. Él ha prometido protegerte y valorarte para siempre, se ha comprometido a usar cada día para acercar más tu corazón al suyo. Tú sabes que puedes confiar en tu esposo, porque su misión es ayudarte a ganar al cielo. Mi oración por ti es que en tu noche de bodas, seas capaz de darle el regalo más precioso que tienes para dar. El regalo que dice: Yo he estado pensando en ti desde siempre.