Para mí, ser parte de CANFP significa que soy parte de un grupo exclusivo de personas (en California) que están haciendo la obra de Dios. Soy una practicante de cuidado de la fertilidad del Modelo Creighton (FCP). Antes de convertirme en FCP, tuve una carrera de casi 16 años en finanzas agrícolas. Amaba mi carrera y el servicio que presentaba a mis clientes. Solía bromear con mis médicos de NaPro Technologia que me convertiría en maestra del Modelo Creighton, pero siempre me pareció una imposibilidad. Parecía imposible, ya que tenía una carrera agradable y cómoda que realmente no quería dejar. ¡Poco sabíamos que Dios tenía otros planes! Ahora me doy cuenta de que estuvo trabajando para lograr este fin durante muchos años. Él estaba moldeando y preparándome a mí (y a mi esposo) para responder a un llamado que tenía para mí.
Mi esposo y yo sufrimos durante seis años de infertilidad antes de que fuéramos bendecidos con nuestro propio milagro NaPro: nuestro hijo. Perdimos dos bebés antes que él y otros dos después de él. Mi hijo es autista y, aunque tiene un alto funcionamiento, todavía necesitaba terapias extensas para llegar a donde está hoy. Abogar por el y apoyos adicionales de mi parte siguen siendo esenciales ahora y en el futuro. Debido a las necesidades de mi hijo, se convirtió en un gran desafío para mí continuar trabajando a tiempo completo. En el otoño de 2017, sentí la mano de Dios trabajando en mi vida. ¿Alguna vez has tenido un momento en tu vida en el que te has sentido atraído por algo y, sin embargo, parecía que hubiera sido imposible de lograr? Eso fue para mí comenzar el proceso para convertirme en FCP. Fue una de esas cosas en las cuales todo se acomodó en el momento justo; en el lugar correcto. Aunque me sentía como si estuviera en una carrera de vallas y cada obstáculo se sentía como una montaña, Dios seguía empujándome hacia la meta. Y justo cuando pensaba que el próximo obstáculo era imposible, abrió un camino. Ingresé a la pasantía, completé el curso a tiempo y tomé mi examen; pasándolo en mi primer intento. Me había alejado de una carrera que amaba para responder al llamado de Dios. Esto me permitió hacer de mi hijo mi primera prioridad porque puedo acomodar mi horario de trabajo alrededor de las necesidades de mi hijo.
En retrospectiva, llegué a saber que Dios había estado trabajando en nuestras vidas para traerme a este momento de mi vida desde que comenzó mi viaje de infertilidad. Ahora puedo ver en muchos pequeños detalles de mi vida que si los eventos hubieran ocurrido de manera diferente, podría no estar donde estoy hoy. Muchas de esas situaciones fueron duras, pero ahora puedo ver que todo fue parte de Su plan. Dios sabía que quería que me uniera a las filas de tantos hombres y mujeres que han respondido a su llamado de difundir las buenas nuevas de la planificación familiar natural. De llevar Su luz al mundo empoderando a las mujeres y parejas con el conocimiento del don que es su fertilidad. De darles testimonio de la belleza y bendición que es la fertilidad; y que vean que no es una maldición. Dar esperanza a las personas que podrían haber perdido la esperanza en su salud o en su capacidad para convertirse en padres. Y en algunos casos, evangelizar o ministrar a otros.
Como parte de CANFP, siento que soy un instrumento del amor de Dios. CANFP me mantiene informada y motivada en todo lo relacionado con la PFN. Yo y todos los demás que promueven la planificación familiar natural hemos sido llamados a hacer lo que hacemos … la obra de Dios.