La enseñanza de la Iglesia sobre la anticoncepción es tal vez la más difícil y desafiante, al mismo tiempo que la más difamada y malentendida. Mucha gente hoy en día, incluyendo a muchos católicos, no ven el uso de los anticonceptivos, o lo que ellos consideran “sexo seguro”, como algo malo, si no que en muchos casos lo ven como una buena acción. ¿Por qué alguien en el mundo, por cualquier razón, vería la anticoncepción como algo problemático, o moralmente inaceptable?
Imagine un mundo en el cual nadie entendiera el valor de la propiedad privada. En ese tipo de mundo, sería imposible explicar por qué robar es malo. O imagine que nadie pensara que decir la verdad fuera importante. En ese tipo de mundo, el imperativo ético de “no mentir” no tendría sentido. Para dar sentido sobre la enseñanza católica sobre la anticoncepción debemos considerar primero el valor de la fertilidad y el de la procreación. Solamente por medio de esta perspectiva, uno puede comenzar a entender lo que enseña la Iglesia.
¿Es la fertilidad una maldición o una bendición? ¿Es bueno o malo tener hijos? Estas preguntas pueden ser consideradas desde una variedad de perspectivas, pero permítasenos considerarlas desde la perspectiva del amor erótico.
¿Qué es el amor erótico? Es importante distinguir “amor erótico” de “atracción sexual” hacia alguien, no solamente en esta discusión, sino también para otras problemáticas. Particularmente, cuando se ha experimentado, puede ser difícil distinguir estos dos estados de humor, porque tienen bastante en común. Ambos, el amor erótico y la atracción sexual, están fuera de nuestro control. Nos “enamoramos” así como nos resbalamos en el hielo o nos da hipo. Es imposible controlar no estar enamorados cuando lo estamos, y no podemos decidir enamorarnos de alguien de la misma manera que podríamos dar un abrazo o ser amable con una persona. Así mismo, cuando nos atrae alguien sexualmente, es imposible rechazar esa atracción. Hay algo pasivo en ambos al enamorarse y sentirse atraído sexualmente hacia alguien; algunas veces nos sucede sin nuestro juicio mental. El amor erótico y la atracción sexual se parecen en que pueden ser muy intensos, abrumadores y estimulantes. Pareciera que ambos ocurren repentinamente. La gente habla del “amor a primera vista”, y de la atracción sexual a primera vista como algo muy común. Finalmente, ambos pueden ser de corta duración. Al igual que nos enamoramos, nos podemos desenamorar. Podemos ver a alguien increíblemente atractivo a la vista, pero no tanto 40 libras después. Estas similitudes causan a mucha gente que confundan por un lado, el estar enamorados de alguien; y por otro lado, sentirse atraído sexualmente hacia alguien.
Pero el amor erótico y la atracción sexual no son necesariamente parecidos. Una gran diferencia es que aquellos que se sienten solamente atraídos desean la unión sexual, pero aquellos que están enamorados buscan algo más que solamente la unión sexual. No quieren estar unidos sólo sexualmente, sino que también desean una unión en términos no-sexuales. No solo quieren pasar tiempo juntos en la recámara, sino también en el trabajo, el juego, el descanso, y las circunstancias diarias de la vida. El amor erótico busca una unión profunda en todos los asuntos, incluyendo aquellos que no son sexuales.
También existe una exclusividad en el amor erótico, la cual no es compartida por la atracción sexual. Aquellos que están enamorados añoran al ser amado. Buscan solamente a la persona que aman. En contraste, la atracción sexual es satisfecha por cualquier persona igualmente atraída, en efecto, se podría encontrar mayor satisfacción en alguien más atractivo. La persona individual no es vitalmente importante en la atracción sexual, y hasta puede ser sustituida por cualquiera de semejante apariencia, o mejor. Al contrario, en el amor erótico se ve al amado como único, irremplazable, e incapaz de sustraerse de su presencia. En el amor, Jennifer Turner Kaczor y nadie más que Jennifer Turner Kaczor sería la única que lo lograría para hacer la pareja. En la atracción, cualquier súper modelo lo lograría.
El amor erótico y la atracción sexual también difieren en términos de tiempo, a medida como se va experimentando. El amor erótico tiene un aire de eternidad. Cuando se está enamorado, es difícil imaginarse el no estarlo. Puede imaginarse que esta experiencia continúa durante días, semanas, y meses hacia un futuro glorioso. Por consiguiente, la atracción sexual se caracteriza por la inmediatez y urgencia del presente. “La quiero y la quiero ahora”, es la voz de la atracción sexual. “La quiero y siempre lo haré”, es la voz del amor erótico.
El amor erótico y la atracción sexual son términos parecidos de una preocupación, pero la preocupación es considerablemente diferente en los dos casos. La atracción sexual se enfoca exclusivamente en lo físico de la persona, como una pareja sexual actual o potencial. Por el contrario, el amor erótico se enfoca en toda la persona. Me encanta como se ve, pero también me gusta la forma en que escribe, su sonrisa, su humor, y su idiosincrasia. El amor erótico acepta y gloría a la persona en todos los aspectos.
Finalmente, el amor erótico se enfoca en el ser amado –lo que le agrada a ella, lo que quiere, lo que puede hacer por ella. En contraste, la mera atracción sexual está mas enfocada en sí mismo –lo que a mi me agrada, lo que quiero, lo que puedo obtener de ella. El sacrificio de uno mismo tiene mas sentido en términos del amor erótico; el sacrificio de sí mismo –sin la necesidad de recompensa- no tiene sentido en términos de la mera atracción sexual.
Así que, ¿qué diferencia hace esto en términos de anticoncepción? Aunque el uso de los anticonceptivos tenga sentido en términos de la atracción sexual, la anticoncepción minimiza el sentido de la naturaleza, en vez de estar de acuerdo con la naturaleza del amor erótico. El amor erótico –por su propia naturaleza- es una guía hacia la unión íntima con el ser amado, y los hijos son una manifestación maravillosa de la unidad entre el marido y la mujer.
Cada hijo unifica al marido y la mujer en un sentido físico. Cada uno de nosotros es una viva manifestación de la unión de nuestra madre y nuestro padre, la mitad de ADN de cada uno de ellos. Esta unión, como el mismo amor erótico, exclusiva y eternamente junta a un hombre y una mujer. Ninguna otra mujer es la madre de su hijo; ningún otro hombre es padre de su hijo. Mientras el hijo viva, ellos están unidos por medio de sus hijos.
Esta unión se caracteriza no solamente por el aspecto físico. Normalmente una unión de deseo y afecto también crece entre la madre y el padre. Ambos aman a su hijo, ambos quieren lo mejor para ese hijo, ambos le desean buena fortuna al hijo, y sufren por sus desgracias. Usualmente, hasta en casos de divorcio, los padres todavía comparten un deseo mutuo de ayudar a su hijo y pondrán sus diferencias a un lado, y se unirán de nuevo en eventos importantes en su vida, como graduaciones y bodas.
Idealmente la unión de los padres incluye el mantener un hogar y criar al hijo juntos. Trabajan juntos como madre y padre para proveer las necesidades del niño. Su unión, la cual empezó como un acto sexual, continúa por medio de los años como una unión de una actividad compartida y orientada hacia la educación y crianza del hijo.
Los hijos, por lo tanto, ayudan a los padres a reconocer las metas del amor erótico –el estar juntos, unidos física, psicológica, social, y emocionalmente. Cada hijo une a estas dos personas y a nadie más, en una unión duradera y exclusiva. Los hijos son un bien del matrimonio que une al marido y la mujer de manera que logra las aspiraciones del amor erótico. Por razones como estas, el Concilio Vaticano II enseña que, “los hijos son un regalo supremo del matrimonio y contribuyen en gran medida a que sus padres se renueven y fortalezcan”.
¿Cómo podría el uso de los anticonceptivos caber en la unidad buscada por el amor erótico? Una pareja solamente utiliza anticonceptivos cuando no quieren que un hijo los una, por el motivo que sea. A pesar de que sus cuerpos están parcialmente unidos, el punto de la anticoncepción es el de asegurarse que no haya una completa unión entre el marido y la mujer. Por el medio que sea, la anticoncepción busca asegurar que esa parte de él (espermatozoide) no se una con la parte de ella (óvulo). En contra de las metas del amor erótico, la anticoncepción también implica la falta de aceptación de la persona. Parte de la persona, el potencial de convertirse en padre o madre, la fertilidad de ambas personas, es rechazada intencionalmente, al menos por el tiempo que se estén juntos. Si este análisis es correcto, entonces la anticoncepción no sirve para las mismas metas que el amor erótico.