Llegó el momento de las elecciones, y con tantas cuestiones por decidir, cumplir con nuestra responsabilidad cívica podría ser para nosotros una tarea intimidante.
Me gustaría analizar nuestra responsabilidad cívica, votar conforme a la conciencia, al igual que la conciencia en el ámbito público—desde mi perspectiva.
He sido integrante del personal de la Conferencia Católica de California, la sede de los obispos católicos del estado en las cuestiones sobre las políticas públicas, ubicada en Sacramento, durante los últimos 23 años.Como parte de mi trabajo, se me pide seguir los debates actuales en torno a las políticas públicas para poder escribir y hablar de esto a los legisladores y a los católicos. También se me ha encomendado la tarea de servir como experta y persona contacto en las cuestiones del respeto a la vida, vida familiar, sanación después de un aborto, y con los directores de la Planificación Familiar Natural de las diócesis católicas de toda California.
A continuación tenemos algunas luces, varias de éstas provenientes del documento de enseñanza de los Obispos Católicos de EE.UU., Formando la conciencia para ser ciudadanos fieles, el cual se publica cada cuatro años e insta a los católicos estadounidenses a que tomen en serio su fe, así como su responsabilidad como ciudadanos. Otras de las luces surgen de mi experiencia como directora dentro de la Conferencia Católica de California.
En Formando la conciencia (disponible en www.usccb.org) los obispos católicos de Estados Unidos nos recuerdan que los católicos tienen los mismos derechos y obligaciones que tienen otras personas de participar plenamente en la vida pública. Los obispos no les dicen a los católicos por quiénes deben votar, pero sí expresan su opinión sobre las cuestiones relevantes en nuestra época, las cuales en realidad son intemporales. ¿Cuáles son esas cuestiones? Aquí, en sus propias palabras, está lo que dicen:
“Somos miembros de una comunidad de fe con una larga tradición de enseñanza y acción sobre la vida y dignidad humanas, el matrimonio y la familia, la justicia y la paz, el cuidado por la creación y el bien común. Como estadounidenses, estamos también bendecidos con la libertad religiosa que salvaguarda nuestro derecho a llevar nuestros principios y convicciones morales a la escena pública”.
Como personas de fe, debemos formar nuestras conciencias informando nuestras mentes y nuestros corazones. No solamente debemos obtener información sobre acontecimientos actuales y sobre la polémica relacionada a las políticas públicas, sino que debemos leer y orar sobre las enseñanzas de nuestra fe. Y con una conciencia bien formada, podemos entonces valernos de nuestro criterio prudente al momento de votar—no únicamente en relación a los temas sino también en relación a los candidatos.
Permítame hacer un resumen breve de esos temas “intemporales”.
Vida y Dignidad de la Persona Humana
Las interrogantes políticas sobre el aborto, el suicidio asistido o la eutanasia, la investigación con células madre de embriones y la pena capital son todas cuestiones morales que abarca bellamente la enseñanza del Papa Juan Pablo II en su encíclica de 1995, Evangelium Vitae:
“La Iglesia sabe que este Evangelio de la Vida, recibido de su Señor, tiene un eco profundo y persuasivo en el corazón de cada persona—creyente e incluso no creyente —porque, superando infinitamente sus expectativas, se ajusta a ella de modo sorprendente. Toda persona abierta sinceramente a la verdad y al bien, aun entre dificultades e incertidumbres, con la luz de la razón y no sin el influjo secreto de la gracia, puede llegar a descubrir en la ley natural escrita de su corazón (cf. Rom 2:14-15) el valor sagrado de la vida humana desde su inicio hasta su término, y afirmar el derecho de cada ser humano a ver respetado totalmente este bien primario suyo. En el reconocimiento de este derecho se fundamenta la convivencia humana y la misma comunidad política”.
Las decisiones sobre estas cuestiones políticas se tornan claras para un creyente o una persona no creyente que sinceramente está abierta a la verdad y a la bondad.
Matrimonio y Familia
El “matrimonio entre personas del mismo sexo”, la adopción por parte de las personas “gay”, la contracepción, y la fecundización in vitro figuran en las noticias casi a diario. Si todas estas cuestiones políticas tan polémicas se vieran a través de los ojos de un niño, se podría eliminar la mayor parte de lo superfluo. Lo mejor para un niño es ser concebido, nacer y ser criado en una familia intacta con la madre y padre biológicos.Cualquier otro plan no es lo mejor y el gobierno no debe alentarlo ni tampoco deben procurarlo los adultos que buscan su propia “realización”. Claro que no siempre es posible lo mejor—y elogiamos a los padres solteros, abuelos y otras personas que ayudan a educar a los niños que necesitan de su cuidado amoroso.
En el sitio web de los obispos católicos de EE.UU. www.marriageuniqueforareason.org encontramos lo siguiente:
En base a la revelación de Dios en las Escrituras y en el significado de la persona humana, creados como hombre y mujer en la imagen de Dios (Mt. 4-6, Gen 1:27), la Iglesia católica enseña que el matrimonio es un consorcio de fidelidad mutua y exclusiva entre un hombre y una mujer para toda la vida, ordenado por su misma índole natural al bien de los cónyuges y a la generación y educación de la prole. En el corazón del amor conyugal está la donación total de uno mismo que los esposos se ofrecen mutuamente en libertad. Debido a su diferencia sexual, los esposos verdaderamente se convierten en “una sola carne” y pueden darse uno al otro “la realidad de los hijos”, quienes son un reflejo vivo de su amor. (Promulgado en Familiaris Consortio, Catecismo de la Iglesia Católica y Gaudium et spes.)
Las decisiones sobre estas cuestiones políticas deben tomarse en base a una comprensión sobre la creación, la complementariedad biológica, la procreación y lo que promueve la prosperidad humana.
Dentro de los esquemas más amplios del concepto de la justicia, la Iglesia católica nos enseña sobre la justicia social—la cual ha sido ampliamente malentendida en el mundo seglar. La justicia social incluye el derecho de los trabajadores de elegir si se organizan o no, salarios justos, libertad económica y el derecho a la propiedad privada. La justicia social acepta las políticas de bienestar social que reducen la pobreza y la dependencia, las que fortalecen la vida familiar y las que ayudan a las familias a dejar atrás la pobreza por medio del empleo. La justicia social incluye los dos principios de la subsidiariedad—donde las comunidades locales deben (hasta el grado que les sea posible) resolver sus propios problemas—y el de la subsidiariedad que reconoce el hecho de que nos necesitamos y que debemos sostenernos mutuamente, especialmente—como nos enseñó Jesús—en el caso de los más pequeños entre nosotros. En otras palabras, las soluciones provenientes del gobierno para los problemas sociales deberían ser el último recurso—no el primero.
Cuidar de la Creación y el Bien Común
La corresponsabilidad es la enseñanza de la Iglesia católica que impacta no solamente nuestras vidas, sino la de nuestra familia, nuestra comunidad, nuestra nación y la tierra misma. Hemos sido llamados a utilizar únicamente lo que requiramos, de tal manera que no comprometamos la habilidad de las generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades. Podemos ver la falta de corresponsabilidad en las deudas acumuladas de los gobiernos y en el mal uso de nuestros recursos naturales. Debemos evaluar a ambos candidatos y las cuestiones considerando su impacto en el presente—nuestro bien común—y en el futuro.
Libertad Religiosa
Como estadounidenses y como californianos, se nos garantiza nuestro derecho natural a la libertad religiosa—dentro de las constituciones de nuestro país y de nuestro estado. Lamentablemente, en nuestro mundo “post-moderno”, donde la ley natural se ve supeditada a las teorías legales que respaldan las ideologías que están de moda actualmente, nuestra libertad religiosa, como individuos y como instituciones religiosas, peligran. El mandato del Departamento de Salud y de Servicios Humanos de EE.UU. constituye el ataque más reciente por medio del cual todo seguro médico deberá incluir la cobertura de anticonceptivos—sin una exención para las personas que tengan objeciones religiosas. A la vez que los obispos católicos hacen un llamado a los fieles para que formen sus conciencias, nuestro gobierno ha usurpado esa función en torno a ciertas enseñanzas de la Iglesia católica. Como quizá ya sepa, los obispos católicos de EE.UU., como grupo, han rechazado esta intromisión, han alzado sus voces fuertemente, entablado múltiples demandas legales, y hasta están considerando actos de desobediencia civil si no se resuelve el asunto.
Conclusion
Hace varios años, la Conferencia Católica de California fundó la Red Legislativa Católica (CLN, por sus siglas en inglés), a la cual se le ha encomendado proporcionar información a sus socios sobre cuestiones actuales relacionadas a las políticas públicas, reflexiones sobre la doctrina católica relacionada a esos asuntos, y la oportunidad para que sus socios se comuniquen con sus legisladores para poder influir sobre las políticas públicas. Actualmente son más de 110,000 personas que integran la CLN. Estas personas enviaron decenas de miles de correos electrónicos e hicieron cientos de llamadas durante este año civil a los funcionarios del gobierno.
Este año nuestra boleta de California viene rebosante con muchos candidatos que se disputan escaños estatales y nacionales, así como 11 proposiciones estatales. Con la llegada del Internet, usted fácilmente puede tener acceso a la información sobre las posturas de un candidato y su historial de votación. Además, como un servicio a su disponibilidad, la Conferencia Católica de California tiene materiales exhaustivos en nuestro sitio web, www.cacatholic.org, por medio de los cuales se proporcionan resúmenes breves y las enseñanzas católicas pertinentes en torno a las 11 proposiciones. Favor de observar que los obispos de la Conferencia Católica de California están apoyando la Proposición 34, la cual reemplazaría la pena de muerte con la condena de prisión de por vida sin la posibilidad de obtener la libertad preparatoria, al igual que la Proposición 35, la cual aumentaría las sanciones en contra de los traficantes de humanos.
Permítame concluir instándole a que se convierta en socio de la CLN. Creo que esto enriquecerá su vida, ampliará sus conocimientos y le ayudará a formar su conciencia.
Y, por favor emita su voto—después de activamente “formar su conciencia”, tanto en relación a las cuestiones como a los candidatos.